viernes, 20 de mayo de 2011

***Capítulo 11: El Reencuentro***

   Tumbada sobre el frío suelo y con el filo de una espada apuntando al cuello, una ya no sabe que pensar, pero cuando esa espada es la de Mark… los sentimientos son contradictorios. ¡Suerte que eso sólo era el final del entrenamiento! 
   Terminamos el entrenamiento y volvimos al internado. Estuvimos el resto de la tarde en el bosque y, cuando ya nos íbamos, salimos al claro donde había visto por última vez a Bryan, donde había quemado el árbol... todo eso me parecía ahora tan lejano...
   Cerré los ojos y sondeé el bosque, y encontré una presencia al otro lado del lago; una presencia que yo conocía muy bien. Abrí los ojos de golpe.
-Bryan-susurré.
   A Mark no le dio tiempo de reaccionar; comencé a correr. Estaba concentrada en la presencia, ¿habría notado... que me acercaba?
   Unos segundos más tarde, noté que mi velocidad era sobrehumana. A ese paso, podría alcanzar su posición en dos o tres minutos todo lo más. Llegué al borde del lago y volví a sondear el bosque: la presencia aún estaba ahí.
<<Bryan, sé que estás ahí>>
   No hubo respuesta.
   La presencia se había disipado. 
   Cerré los ojos; justo cuando creía que lo había recuperado...
   Noté una mano en mi hombro. 
-¿Era él?-preguntó Mark en voz baja.
-Sí, pero ni siquiera ha tenido el valor de dar la cara.
   En ese momento entendí. Comprendí que si seguía siendo inocente, sufriría, y mucho; por eso, construí un muro en mi interior. En un segundo, aislé mi corazón del mundo exterior, nadie volvería a hacerme daño, nadie.
   Miré a Mark, estaba tenso y me miraba fijamente.
-Sam, tus ojos.
-Siempre son mis ojos-sonreí siniestramente, me di la vuelta y me perdí en la oscuridad.
                 ·          ·         ·
   En las raíces del árbol en el que me quedé dormida, encontré una ardilla herida, se había roto una pata y estaba acurrucada en un rincón.
   Me acerqué lenta y silenciosamente, pero las hojas secas crujían bajo mis pies y el animal se asustó. Intentó huir pero no podía.
-No te voy a hacer daño...
   Me sentía estúpida hablando con un animal... Pero funcionó, la ardilla me miró fijamente y se calmó.
   Se acurrucó de nuevo y me lanzó una mirada suplicante, ¿cómo podía ayudarla?
   La cogí en brazos y la acaricié un poco. Una idea cruzó mi mente: <<Jessica>>
   A Jess le chiflaban los animales... ¡podría curarla!
   Llegué a la linde del bosque, tendría que llevar cuidado... si me veían con un animal me la ganaría... Me dirigí hacia el cuarto de Jessica y sus amigas. Crucé todo el internado sin que nadie me viera, cosa que era difícil. Llegué a la habitación y llamé a la puerta.
-¿Quién es?-preguntó Jess desde el interior.
-¡Sam!
   Abrió la puerta.
-¿¡En serio eres tú!?-sus ojos brillaban de alegría.
-Bueno, creo que sigo siendo yo...-me miré los pies y los brazos.
-¿Eso que tienes ahí es una ardilla?-preguntó asustada.
-Sí, tiene la pata rota... no sabía qué hacer.
   Me miró sonriente.
-Has venido al sitio adecuado, pasa.
   Le vendó la pata y la inmovilizó. Después, la ardilla se durmió en mi pecho y nosotras comenzamos ha hablar, ya que hacía bastante que no nos veíamos... Y entonces sacó un tema algo triste... Bryan.
-Bueno, y... ¿sabes algo de Bryan? No lo veo desde hace días...
   Una lágrima traviesa cruzó mi mejilla.
-Se ha ido.
-¿Así sin más? No me lo creo...
-Tengo que contarte algo, Jess... pero ... necesito dos cosas.
-Dime.
-La primera, que no le digas nada a nadie...
-Eso esta hecho, ¿y la segunda?
-Que me creas.
-Vale, no lo dirías si no fuera algo muy importante. Desembucha.

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Y aquí lo dejo :P 
Bueno, espero que os guste... ya que este capítulo me ha costado lo suyo...!!
Os Quiero!! :D




#...cascada.de.azucar...#