martes, 28 de septiembre de 2010

***Capítulo 1: Mi llegada***

En el coche, de camino al internado, mi hermano hablaba sin parar para contener las lágrimas, pero, al llegar, no pudo aguantar más y comenzó a llorar. Era una tontería, lo sé, porque podía verlo todos los fines de semana, pero... aún así... separarme de él... Muchas chicas lo estarían deseando pero Joe y yo nos llevábamos muy bien. No nos peleábamos, incluso nos cubríamos el uno al otro delante de mis padres... Mis padres... Al acordarme de ellos me entraron más ganas de llorar, pero me mantuve firme, no podía estropearle más todavía este momento a mi hermano.
-Adiós-dije en un susurro-. Te echaré de menos...
-Cuidate mucho, Samantha-me contestó acariciándome la mejilla-. Te sacaré muy pronto de aquí, te lo prometo.
-Date prisa...- le di un beso en la mejilla.
-Toma-me dijo dándome el móvil y el portátil-. No te dejan tenerlo, pero tienes enchufe...-añadió con una sonrisa triste.
-Adiós...
   Al darme la vuelta, mi pelo rizado cayó sobre mis ojos azules, eso me ayudó porque, al despedirme, se me saltaron las lágrimas. Me dirigí al que, a primera vista, parecía ser mi infierno personal en la tierra. Comencé a caminar hacia el despacho del director, necesitaba saber cuál era mi cuarto, si era compartido... y muchas cosas más, sobre todo, si podría ir al entierro de mis padres... Mis padres... Pensar en ellos me ponía más triste de lo que ya estaba...
   Cuando llegué al despacho del director di tres golpecitos en la puerta y escuché atentamente.
-Adelante-contestó una voz grave desde el interior de la habitación. Cogí mis maletas y entré con paso firme pero nervioso. Me senté en una silla que había justo enfrente del escritorio. El director me miró y me sonrió con simpatía-. Tú debes ser Samantha Davies, ¿no?-asentí débilmente-. Bienvenida. Lamento lo ocurrido con tus padres... lo siento.
-Gracias.
-Me llamo Robert. Bueno, como todas las habitaciones están ocupadas te he dado una para ti sola-prosiguió-. Tiene dos literas, espero que te guste. Si quieres puedes estar dos o tres días sin acudir a clase para ir conociendo todos los rincones de este lugar. Bienvenida de nuevo y... espero que todo valla bien con lo de tus padres...
-Sobre mis padres... quería preguntarle una cosa, señor...
-¿Sí?
-¿Podría acudir a su entierro?
-No creo que eso sea conveniente... pero lo meditare muy bien...
-Gracias, y por favor, le suplico que me deje acudir...
-Lo intentaré... pero eso no lo decido yo.
-¿Entonces?
-Tu asistenta social... me va a visitar mañana, intentaré convencerla...
-¡Gracias!-dije con lágrimas en los ojos.
-Adiós... señorita...
-Adiós.
   El entierro de mis padres era dos días despues de mi llegada al internado y, como esperaba, no me dejaron salir para despedirme de ellos. Solo tenía 14 años y mi vida ya se había arruinado por completo. Nadie en 100 kilómetros a la redonda podía imaginar cuanto sufrimiento albergaba en mi interior. ¿Es que no había nadie en el mundo que compartiera mi desdicha? Ya sabía la respuesta antes de que nadie me la diera. No. Sólo podía pensar que mi hermano estaba haciendo todo lo posible para sacarme del internado.

   Por el camino ocurrió lo mejor que me había pasado en dos semanas. Pasaba por delante del pabellón de los chicos, cuando me choqué con uno de ellos. Era moreno, alto y tenía los ojos azules, un maravilloso azul hielo. Cuando me ayudó a levantarme del suelo me quedé hipnotizada por su mirada. Sabía que ese momento no duraría eternamente, pero no sabía qué hacer.

-Perdón-dijimos los dos a la vez. Y empezamos a reírnos. Nuestras risas se alzaron por encima de nosotros y todos los que estaban alrededor nos miraron. Paramos de reírnos y nos miramos fijamente a los ojos, callados, sin articular palabra. Me sonrió, me acarició la mejilla y dejó caer la mano. Sonreí, le toqué los labios y me fui. Todos los que me miraban, estaban entusiasmados por lo ocurrido.

   A las ocho y media de la noche me fui al comedor del internado. Cuando entré todos se quedaron mirándome, pero pasé de todos ellos y me fui a sentarme en una mesa vacía al final del comedor. Varias personas se quedaron mirándome pero no les presté atención. Como me había llevado un libro me puse a leer. De repente, alguien más levantó la cabeza para mirarme, pero como pensaba que era otro curioso más, pasé de él. Unos segundos después se levantó y se dirigió hacia mí. Levanté la cabeza y vi que era él. El chico de los ojos azules. Nos miramos a los ojos durante un largo rato y, cuando se cansó de estar parado, preguntó:
-¿Me puedo sentar contigo?
-Claro..., ¿es que esta mesa es mía o qué?
-No, claro que no...
   Se quedó otro rato más mirándome pero yo seguía leyendo, intentando pasar de él. Me quedé pensando en que nunca había conocido a un chico que se quedara mirándome, nunca. Era increíble saber que, aunque para muchos era invisible, para él lo era todo... Pero yo no sabía nada de él, aunque sentía que seríamos buenos amigos, si empezábamos con buen pie... Pero entonces me acordé de mis padres y pensé que cuando se enterara de lo que pasó, me vería culpable, como me veía yo... Y metí la pata hasta el fondo en ese asunto... Así que, engañada como estaba, le dije:
-¿Qué pasa? No soy tan interesante como esperabas, ¿verdad?
   Me levanté y me dirigí hacia la puerta. Al salir di un portazo y eché a correr. Él salió detrás de mí, también corriendo. Yo corría con todas mis ganas, hasta que llegué a mi cuarto, pero antes de cerrar la puerta, él puso el pie entre el marco y la puerta, no podía cerrar.
-¿Quieres desayunar conmigo mañana?
-¿Qué?
-Que si quieres desayunar conmigo mañana...
-¿Yo?
-¿Hay alguien más por aquí?
-Es que....
-Anda, no me irás a decir que ya tienes planes... porque no va a funcionar...
-Pero... ¿y tus amigos? ¿qué dirán?
-¿Te crees que vamos a estar con ellos?-era una pregunta retórica-. Sí o no.
-Bueno... vale ¡Está bien! ¡Iré contigo a desayunar! ¡Pero no te acostumbres!
-Gracias-me dio un beso en la mejilla-. Pero me tengo que ir... tendré que acostarme antes para hacerme el dormido...
-¿Y eso por qué?-pregunté confusa.
-Porque después vendrán mis amigos a mi cuarto a preguntarme por qué he salido detrás tuyo corriendo... y como mañana estaremos juntos... no tendrán tiempo para preguntarme...
-Me pica la curiosidad...
-¿Sí?
-¿Por qué has salido detrás de mí?-pregunté con cautela.
-No preguntes, porque no lo sé ni yo...
-Mmmmm...-le di un beso en la mejilla-. Buenas noches-dije sonriendo.
-Buenas... noches...-dijo muy sorprendido-. ¿Por qué...?
-Te lo debía-le guiñé un ojo-. Adiós.
   Me metí en mi cuarto. Entonces me paré en seco al ver que todo era diferente a como estaba antes de irme: la pared (antes rosa) era violeta (mi color favorito), el suelo (antes marrón) era rojo sangre, el techo (antes blanco) era negro con el firmamento dibujado... En definitiva, todo había cambiado... menos mis cosas. ¿Qué había pasado con mi cuarto? ¿Me habría equivocado de puerta? No, estaba segura de que era ésta... Pero, ¿entonces? ¿qué había pasado? Estaba anonada mirando la nueva decoración de mi cuarto cuando me acordé de mi hermano y de que tenía que escribirle, si no lo había hecho él... Cogí el portátil, me acosté en la cama y empecé a escribir:
HOLA JOE...
... ¿QUÉ TAL? YO MÁS O MENOS... NO PUEDO QUITARME DE LA CABEZA LA IMAGEN DE PAPÁ Y MAMÁ TIRADOS EN EL SUELO... ESPERO QUE ME SAQUES MUY PRONTO DE AQUÍ ¿SI? TE ECHO DE MENOS... ¿PODRÁS VENIR ESTE FIN DE SEMANA A VERME? ESPERO QUE SI... PORQUE SI NO SEGURO QUE ME DEPRIMO... OJALÁ ESTUVIERAS CONMIGO, AQUÍ, A MI LADO, MIRÁNDOME FIJAMENTE COMO SOLÍAS HACER CUANDO ERA MÁS PEQUEÑA... ¿TE ACUERDAS? BUENO TE DEJO QUE MAÑANA EMPIEZO LAS CLASES... TE QUIERO
                                                                           SAM
   Sabía perfectamente que esa misma noche mi hermano me respondería pero no quería seguir despierta, aunque tampoco quería dormir... cuando dormía veía cosas, cosas que habían ocurrido... cosas que estaban pasando... cosas que iban a suceder... La noche anterior soñé con la muerte de mis padres. Pero no podía permitirme el lujo de no descansar.. o al menos, de eso intentaba convencerme a mí misma.
 
   Estaba en la orilla de un lago, flotaba en el aire y mi cuerpo brillaba con gran intensidad. No sabía lo que ocurría pero no estaba sola. El chico de los ojos de hielo estaba conmigo, intentaba bajarme, protegerme... Él sabía lo que me sucedía, pero intentaba protegerme ¿de qué? Entonces caí encima de él. Levantó las manos para cogerme, no llegué a tocar el suelo. Él me acunó en sus brazos, me besó en la frente y desaparecimos.
 
   Me desperté agitada, no sabía si sólo había sido un sueño o era uno de esos que se cumpliría... Pero, no podía ser real.... ¿Cómo me iba a pasar eso a mí? Aunque no sabía exactamente lo que era... En el sueño yo llevaba puesto un vestido rojo, que no tenía... Suponía que sería una de mis creaciones de las siguientes semanas, meses o años.
     Miré el reloj que había en la repisa de la ventana, eran las cinco y media. Me pasé una mano por el pelo. No quería pensar más en él, quería sacármelo de la cabeza, pero sabía que no podía, sólo tenía el consuelo de que al menos era demasiado fantástico para que eso ocurriera, y para que él se fijara en mí...

lunes, 27 de septiembre de 2010

***Prefacio***

Todo había cambiado en un solo día: yo estaba encerrada en un internado. Mi hermano, Joe, sólo podía verme los fines de semana; y, lo peor de todo, era que mis padres habían muerto en un accidente de tráfico. Sólo tenía el consuelo de que, al menos, yo podía ir al entierro. En momentos así, me preguntaba por qué yo no podía hacer nada, por qué tenía que haber visto todo en un sueño la noche anterior, por qué cuando les dije que no salieran no me escucharon... me sentía culpable.

viernes, 17 de septiembre de 2010

***Joe***

Es el hermano mayor de Sam. Tiene 19 años y es capaz de inventarse toda una vida para poder estar con su hermana.
Aspecto físico:
Moreno, pelo corto, ojos marrones, es bastante alto, y muy musculoso.

-Cuida mucho de Sam. Es lo más importante en su vida, ya que sus padre están muertos.

-Su relación con Bryan no es muy amistosa, porque no confía en él. Sabe que tiene algún secreto, algo raro, y lo tiene vigilado.

jueves, 16 de septiembre de 2010

***Samantha***

Es una chica introvertida, pero a veces hace las cosas sin pensar y eso le puede acarrear bastantes problemas. Es sincera y tímida,  pero cuando se enfada... no hay quien la pare. Le gusta nadar, salir a pasear y estar con Bryan.
Su aspecto físico:
Morena, pelo rizado, sus ojos son azules, es de estatura media, y tiene flequillo (pero no es rizado).

-Su relación con Bryan es intensa, sincera y fiel. Aunque él le tiene que ocultar muchas cosas al principio, luego se lo cuenta todo. Cuando están en compañía de alguien, no son muy cariñosos... pero cuando están a solas...

-Su mejor amiga, Jessica, es muy importante para ella, siempre están juntas (cuando no está con Bryan). Además se lo cuentan todo la una a la otra. Es... una relación especial.

-Su hermano, Joe, es muy extrovertido, al contrario que Sam. Siempre se han llevado de maravilla, por eso, cuando los separaron, hicieron lo imposible para volver a estar juntos.